Sumergirse en paisajes del mediodía sobre río Thu Bon

Al llegar a la ciudad antigua de Hoi An, en la central provincia vietnamita de Quang Nam, el río Thu Bon de repente se ensancha antes de desembocarse en el mar. El vaivén de las corrientes da forma a terrenos inundables, dunas flotantes y múltiples flujos aguas abajo. Los ribereños exuberantes cocoteros Nypa fruticans añaden a Hoi An un rincón típico de la región del delta de Mekong del país.

El río Thu Bon no solo seduce por sus paisajes pintorescos, sino que también es un pequeño caladero donde los residentes se ganan la vida a lo largo de la orilla. Allí, se encuentran asomando hacia el agua puentes de muelle construidos por familias pesqueras que viven en botes anclados justo en el sitio. (Fotografía: Nhan Dan)
El río Thu Bon no solo seduce por sus paisajes pintorescos, sino que también es un pequeño caladero donde los residentes se ganan la vida a lo largo de la orilla. Allí, se encuentran asomando hacia el agua puentes de muelle construidos por familias pesqueras que viven en botes anclados justo en el sitio. (Fotografía: Nhan Dan)

Estos días, que no coinciden con la temporada de lluvia, las aguas no están cargadas de sedimentos y todavía mantienen su precioso color esmeralda. Cuando sube la marea, el cauce del río se vuelve desbordante y radiante bajo el sol.

Sobre el inmenso río, la imagen de los pertrechos de pesca “jugando” con el viento despierta un sentimiento de nostalgia en los espectadores.

Antiguamente, el río Thu Bon servía como refugio para los barcos mercantes navegando por el área, lo que resultó en el establecimiento del entonces bullicioso puerto de Hoi An. Con el paso del tiempo, los buques crecieron en tamaño y también en su capacidad de resistir a fuertes olas y viento, así que solían navegar más lejos del litoral y dejaban de visitar ese estuario. Hoi An acabó perdiendo su posición, pasando de ser un puerto comercial a un pueblo ribereño.

Un bote “desempleado”, flotando a la espera de clientes.

Durante los últimos más de 20 años, Hoi An –Patrimonio Mundial reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)– recibió cada vez a más visitantes tanto nacionales como internacionales. Tranquilo al lado de este casco antiguo y contribuyendo a elevar el turismo local se halla el Thu Bon, una fuente de inspiración para la emblemática armonía entre la ciudad de Hoi (nombre coloquial de Hoi An), el río y el mar. Cada persona tendrá sus propios sentimientos al mirar un pequeño bote o una red colgante de pesca sobre las caudalosas aguas allí.

La red de pesca colgante en medio de un día estival se parece a una nota musical añadida al quieto paisaje, una pintura que brinda serenidad y alegría a cualquier persona que la contemple.

Muchos extranjeros me preguntaron si la red colgante es una forma de recreación de los vietnamitas o algún espectáculo acuático. Les respondí que no, que es para pescar, su sustento de vida. Me dijeron riendo que esa cosa combinada con el agua crea notas de ligadura como en la música, increíblemente hermoso.

Los barcos transportadores de turistas al bosque de palmas de Bay Mau, ubicado a cinco kilómetros de Hoi An, también están temporalmente fuera de servicio desde hace más de un año.

Al mediodía en verano, si sales a tomar el aire en las riberas del Thu Bon, verás barcos anclados en el muelle para descansar y más allá redes de pesca también “reposando” sobre la superficie del agua. El río tranquilo, abrazado por cocoteros y arbustos de bambú, te conmoverá la mente repleta de ansiedad y melancolía, tal y como se expresa en algunos versos poéticos. Por cierto, el lugar constituye uno de los ríos protagonistas de la poesía vietnamita.

A lo lejos se divisa el puente de Cua Dai.

Hoy en día, el Thu Bon cuenta con varios puentes que conectan sus dos orillas, dejando prácticamente vacíos los tradicionales transbordadores. El río se torna tan tranquilo como si echara de menos a alguien ausente.