El complejo problema migratorio en Centroamérica

Centroamérica continúa siendo un punto álgido en el mapa mundial de las migraciones. La cifra de niños que llegan a Estados Unidos (EE. UU.) marca récords en la última década tras cruzar la frontera con México. El problema de la migración, que azota a la región desde hace muchos años, se ve agravado por la pandemia de Covid-19 y el conflicto en Ucrania.

Migrantes en el municipio mexicano de Huixtla, estado de Chiapas, de camino a Estados Unidos. (Foto: AFP/VNA)
Migrantes en el municipio mexicano de Huixtla, estado de Chiapas, de camino a Estados Unidos. (Foto: AFP/VNA)

Compartiendo con los reporteros cuando se preparaba para cruzar la frontera desde el norte de México para ingresar al estado estadounidense de Texas con su esposa embarazada de cuatro meses y su hijo de dos años, el haitiano Jocelyn Jean-Philippe dijo que si su bebé nace en EE. UU., su futuro será mejor. Su esposa, Berline, señaló que desea una vida estable y un porvenir más seguro para sus hijos. "Hemos tenido que pasar por muchas dificultades para llegar aquí", agregó.

El sueño de la pareja es el mismo de muchos migrantes centroamericanos que deciden emprender un arduo viaje para llegar a la “tierra prometida” a pesar de los riesgos. En 2021, las autoridades mexicanas detectaron a unos 60 mil menores del Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador-Honduras-Guatemala) que intentaban llegar a EE.UU., a través de México. Esta es la mayor cifra en los últimos 10 años.

Durante mucho tiempo, la inseguridad alimentaria ha sido una "grave enfermedad" en Centroamérica y la pandemia de Covid-19 lo ha exacerbado, amén de poner de manifiesto las deficiencias del sistema de salud de la región.

Según la Comisión Económica para América Latina, en 2020 el Producto Interno Bruto regional retrocedió 7,7 por ciento y solo creció 3,7 por ciento en 2021. Las escuelas estuvieron cerradas por mucho tiempo, lo que afectó a 167 millones de estudiantes.

De acuerdo con la Secretaría de Gobernación de México, un factor que ha contribuido al aumento de la migración juvenil es la pandemia y su gran impacto sobre el mercado laboral y la vida social en general. Debido al prolongado confinamiento, cayeron las actividades productivas y los servicios, mientras se agudizó la violencia en varios países centroamericanos. El azote de los huracanes Eta e Iota, a finales de 2020, complicó la situación y afectó a tres millones y medio de niños.

Por otra parte, el Programa Mundial de Alimentos advirtió que el impacto del conflicto en Ucrania recrudece la inseguridad alimentaria en América Latina, donde entre diciembre de 2021 y marzo de 2022, el número de personas que sufren de este flagelo aumentó en más de medio millón.

En EE. UU., el tema de la seguridad fronteriza siempre ha sido un dolor de cabeza y a menudo es el contenido principal de las campañas presidenciales. Algunos senadores demócratas pidieron a la administración de Joe Biden poner fin al Título 42, que permite la deportación de migrantes en la frontera.

Muchos congresistas estadounidenses enfatizaron que el Título 42 amenaza la vida de las personas vulnerables y enriquece a los traficantes.

Sin embargo, el 20 de mayo, un juez federal de Luisiana emitió un fallo en que ordenó al Gobierno de Biden mantener la vigencia de la citada ley debido a preocupaciones sobre la propagación del Covid-19, y acerca de los costos para los nuevos inmigrantes. Más de un millón 700 mil inmigrantes ilegales fueron deportados en virtud de esta disposición.

En medio de la controversia sobre la política migratoria de EE.UU., la afluencia de inmigrantes refleja la urgente necesidad de mejorar las condiciones de vida en los países de origen. La vicepresidenta Kamala Harris afirmó que lo primero que se debe hacer es ayudar a las naciones vecinas a enfrentar sus problemas. Este es un enfoque integral y sostenible del asunto, pero también requiere muchos esfuerzos de la comunidad internacional, señaló.