Mali: retroceso en seguridad

Las negociaciones entre la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) y la junta militar de Malí sobre una transición civil no logró el resultado esperado, lo que constituye un paso atrás en la garantía de seguridad y dificulta la estabilización de la situación política en el país.

Soldados malienses patrullan las calles de Bamako. (Fotografía: VNA)
Soldados malienses patrullan las calles de Bamako. (Fotografía: VNA)

La delegación de CEDEAO, encabezada por el enviado especial y expresidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, dialogó con los mandos militares malienses de alto nivel sobre la restauración del gobierno civil.

Pero las partes no llegaron a un acuerdo debido al rechazo de la junta militar de Malí a comprometerse con una agenda electoral. Ese hecho presionará a la agrupación política del país africano a fijar pronto una fecha de las elecciones, dada la clara demora de las actividades electorales, programadas para fines de febrero.

Ante la demora intencional de la junta, la CEDEAO le impuso numerosas sanciones que agravan la crisis de la economía, ya en dificultades por la pandemia de Covid-19.

La junta militar de Malí persiste en retrasar las elecciones, con la aprobación de un proyecto de ley que permitiría al ejército gobernar por un máximo de cinco años, en medio de los mantenidos ataques yihadistas, que datan de 2012.

La legislatura controlada por los militares también decidió que el presidente interino, el coronel Assimi Goita, no podía presentarse a las elecciones, pero sí podría postularse si renunciara antes.

Malí, un país sin salida al mar y con 21 millones de habitantes, ha luchado contra un conflicto armado que estalló en 2012 y se extendió a los vecinos Burkina Faso y Níger, dejando miles muertes y dos millones de desplazados.

Tras el golpe de estado en agosto de 2020, los mandos militares malienses se comprometieron a realizar elecciones en febrero de 2022, pero alegaron razones de seguridad para permanecer en el poder hasta mayo. La CEDEAO no aceptó la postergación de los comicios e impuso embargos comerciales, junto al cierre de las fronteras con Malí.

Mientras tanto, la nación africana propuso la cooperación bilateral con los países europeos, después de la decisión de Francia de retirar sus tropas de la zona de Sahel tras casi una década de presencia allí. Ello también marca la salida de la europea Takuba, formada en 2020 en Malí.

Este hecho creará un vacío de seguridad que sumiría a una situación complicada al ejército de los países de África Occidental, aún no fuertes en la lucha contra el yihadismo y el extremismo islámico. El presidente de Costa de Marfil afirmó que la retirada de las fuerzas Barkhane de Francia y Takuba de Europa obligará a las naciones de la región a fortalecer su capacidad de defensa y protección de las zonas fronterizas inestables.

El repliegue de Malí se llevará a cabo durante varios meses a fin de ofrecer más tiempo a este país para solidificar sus planes de seguridad con los demás. Los expertos temen que la ola de violencia en África Occidental provoque una migración ilegal a Europa, amenazando las operaciones de seguridad internacional y la estabilidad estratégica de la región.

La inestable situación en Malí amenaza con extenderse a otros países africanos, por lo que la comunidad internacional espera que se calme para bien de la seguridad y la estabilidad política de la región.