Presión sobre el crecimiento

Pese a la evolución compleja de la pandemia de Covid-19, la economía global se recupera gradualmente. Sin embargo, los países aún enfrentan dificultades como el aumento del precio de las materias primas y la inflación, lo cual podría afectar al consumo personal y ralentizar el crecimiento económico.

El puerto de Long Beach, California, Estados Unidos. (Fotografía: Reuters)
El puerto de Long Beach, California, Estados Unidos. (Fotografía: Reuters)

El fuerte impulso a los paquetes de estimulo económico a gran escala y las políticas de baja tasa de interés ayudaron a restaurar la economía de Estados Unidos con una tasa de incremento del 5,7 por ciento en 2021, marcando un avance impresionante tras el declive de 2020.

De acuerdo con el Departamento de Comercio del país, el Producto Interno Bruto (PIB) nacional creció 5,7 por ciento en 2021, el nivel más alto desde 1984. Se trató de una recuperación impresionante, pues en 2020 la economía estadounidense retrocedió 3,4 por ciento, el nivel más bajo en los últimos 74 años.

Cabe destacar la tasa de incremento del 6,9 por ciento en el cuarto trimestre de 2021 a pesar de los impactos de la variante Ómicron. No obstante, el aumento rápido del precio de los bienes y la inflación todavía ejercen presión sobre la mayor economía del mundo. En enero, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró un alza interanual del 7,5 por ciento, superior al 7,2 por previsto por los expertos y la más fuerte en los últimos 40 años. En 2021, la tasa de inflación fue del 3,9 por ciento.

Mientras tanto, las interrupciones en el suministro de gas han repercutido en los precios de los bienes y servicios en la Eurozona, con el consecuente impacto sobre el crecimiento de la región, advirtió el Banco Central Europeo (BCE) cuando el precio del petróleo ha alcanzado un máximo en siete años.

Se prevé que en 2022 la tendencia al alza del precio de los combustibles reducirá la producción en la Eurozona en aproximadamente un 0,2 por ciento en relación con el PIB de referencia, con el impacto más fuerte en el primer trimestre de este año. Más del 90 por ciento del gas utilizado en la Eurozona es importado, con lo que la situación empeoraría si pierde fuentes de suministro.

Según la previsión del ECB, los efectos directos e indirectos de una hipotética reducción del 10 por ciento en el suministro de gas al sector industrial rebajará el valor añadido total de la zona en aproximadamente 0,7 por ciento. La reducción real podría ser aún mayor, pues el modelo no tiene en cuenta el efecto de los cambios en los precios de la energía.

El aumento del precio del petróleo también ejerce una presión considerable sobre la frágil recuperación de la economía mundial, lo que exacerba los problemas de inflación y las cadenas de suministro.

De acuerdo con un reputado economista de Moody’s Analytics, por cada aumento de 10 dólares en el precio del barril de petróleo, el crecimiento global disminuirá en un 0,1 por ciento al año siguiente. Por otro lado, Bloomberg Economics vaticinó que si el precio petrolero llegara a 100 dólares a fines de febrero, la inflación en Estados Unidos y Europa aumentaría 0,5 por ciento en la segunda mitad del año.

Antes, la explosión de la inflación en 2021 obligó a los bancos centrales de muchos países, incluida la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), a buscar formas de controlarla sin descarrilar la recuperación.

En el Reino Unido, la inflación aumentó a un ritmo más rápido de lo esperado, alcanzando el 5,4 por ciento en diciembre de 2021, el más alto en los últimos 30 años. El incremento del precio de combustible ha afectado a la cadena de suministro, elevado el precio de bienes y creado cargas para los consumidores y las empresas.

Si bien muchos países, especialmente de Europa, no han encontrado una solución al "problema energético", la economía global continúa bajo presión. Para mantener la estabilidad de los precios y garantizar un crecimiento sostenible, las naciones necesitan más herramientas de apoyo e implementar políticas adecuadas.