Tres desafíos emanados del aumento de los precios alimentarios

Los precios alimentarios dispararon durante el último año. En medio de la evolución compleja de la pandemia de Covid-19, esto no solo agrava el hambre, sino que también provoca el riesgo de inestabilidad económica y política en varios países.

El aumento continuo de los precios alimentarios plantea tres desafíos principales para los países.
El aumento continuo de los precios alimentarios plantea tres desafíos principales para los países.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dijo que en 2021, los precios mundiales de los alimentos aumentaron un 28 por ciento, el nivel más alto en una década.

En consecuencia, el índice de precios de los alimentos revelado por la FAO promedió 125,7 puntos, el nivel más alto desde 2011. Según las estadísticas de la organización mundial, el mes de incrementos desorbitados fue noviembre de 2021 con el índice promedio de 134,4 puntos, un alza del 27,3 por ciento en comparación con el mismo período del año anterior. La demanda creciente de trigo y productos lácteos contribuyó de forma significativa al aumento de los precios de los alimentos en noviembre.

Sin embargo, el principal “culpable” de este hecho es la interrupción de las actividades productivas y de la cadena de suministro debido a la pandemia, que causó una disminución de la producción agrícola, en el contexto de la demanda creciente. De acuerdo con la FAO, la producción mundial de cereales en 2021 se estimó en solo dos mil 791 millones de toneladas.

Lo preocupante es que los precios de los alimentos no han mostrado signos de "enfriamiento" en lo que llevamos de 2022. El especialista de la FAO Abdolreza Abbassian subrayó que la pandemia y el cambio climático cada vez más errático empañarán las expectativas de que los mercados de alimentos se estabilicen en 2022 y los próximos años. El aumento continuo de los precios alimentarios plantea tres desafíos principales para los países.

En primer lugar, el incremento de los precios de los alimentos ha agravado el hambre en algunas partes del mundo. Un informe publicado en diciembre pasado por la oficina de la FAO en Latinoamérica advirtió que esta región está enfrentando una grave inseguridad alimentaria en el contexto de que la tasa de pobreza se encuentra en el nivel más alto en los últimos 15 años.

Según dicho informe, una de cada 10 personas en América Latina y el Caribe está desnutrida y este número se ha incrementado con la evolución complicada de la pandemia. Los "puntos críticos" del hambre y la desnutrición en la región incluyen a Haití, donde la tasa de desnutrición es de hasta el 46 por ciento, y Venezuela, donde alcanza el 27,4 por ciento.

En segundo lugar, el fuerte aumento de los precios alimentarios ha empeorado la inflación en numerosos países creando "espirales inflacionarias" en América Latina, Estados Unidos y la eurozona.

En tercer lugar, los precios alimentarios han dificultado la vida de las personas y provocarán manifestaciones y disturbios en diversos países. En el último año, se produjeron olas de violencia en naciones africanas como Sudán del Sur, Nigeria, Etiopía, Somalia y Burkina Faso, así como golpes de Estado en Malí, Guinea y Sudán.

En su mensaje con motivo del Día Internacional contra la Pobreza en 2021, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, dio a conocer que por primera vez en 20 años la pobreza extrema iba en aumento y llamó al mundo a comprometerse a construir un futuro mejor. En el contexto de dificultades económicas debido a la pandemia, la recuperación de la producción y el suministro de productos agrícolas, junto con la seguridad alimentaria, deben ser tareas priorizadas por todos los países.