Hay que realzar el espíritu del compartir vacunas contra el Covid-19

La propagación peligrosa de la variante Delta hizo que múltiples países ricos impulsaran un plan de administración de la tercera dosis de vacuna anti-Covid-19. Pero la acción de reservar inmunizantes al servicio de este programa podría agotar las ya escasas fuentes de suministro,e ir en contra el espíritu de compartir durante los esfuerzos globales contra la pandemia.

Una trabajadora médica aplica la vacuna de Moderna a un residente en Rhode Island (Estados Unidos). (Fotografía: VNA)
Una trabajadora médica aplica la vacuna de Moderna a un residente en Rhode Island (Estados Unidos). (Fotografía: VNA)

Hasta el momento, al menos 20 países han puesto en marcha o sellado el plan, o han emitido recomendaciones a favor de la aplicación de una dosis de refuerzo a quienes hayan recibido dos. Israel encabeza esta campaña, con más del 70 por ciento de su población mayor de 60 años de edad y el 44 por ciento de las personas de entre 50 a 59 años vacunadas tres veces.

Estados Unidos planea dar el tercer pinchazo a un mínimo de ocho meses de la aplicación del segundo, condición que cumplirían a finales de este año más de cien millones de sus ciudadanos. Mientras, acorde con el Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades, tres países de este continente han fijado la fecha de inicio de la tarea, además de varios que han oficializado su recomendación al respecto.

La frenética implementación del refuerzo de vacunación se produce bajo un contexto en que la variante Delta se propaga de manera vertiginosa y difícil de controlar. La decisión de Israel fue tomada considerando la tendencia alcista del número de los ya plenamente vacunados, pero que se hospitalicen por enfermarse del virus. Las autoridades médicas estadounidenses propusieron la opción al Gobierno al observar que la efectividad de las dosis inyectadas iba disminuyendo.

No obstante, la Organización Mundial de la Salud opinó que la efectividad de la dosis adicional no está verificada y que la idea es realmente de ayuda para las personas con sistemas inmunitarios debilitados. Igualmente, la Agencia Europea del Medicamento hasta el momento no ha aprobado la administración de un tercer pinchazo porque le faltaban datos para realizar una evaluación en el aspecto científico. La Comisión Europea, por su parte, advirtió que los países de la Unión Europea a favor de la tarea en cuestión enfrentarán riesgos jurídicos.

Un ejecutivo de la empresa productora de vacunas Oxford/AstraZeneca dijo que tal premura por parte de varios países se debe a la presión sobre la reducción de los riesgos, pero es innecesaria sin evidencia convincente de su efectividad. Un empleado senior de los Centros Africanos de Control y Prevención de Enfermedades también comentó que la vacunación de refuerzo en vez del compartir los excedentes de antivirales es un error de cálculo, pues esto podría ocasionar la “oportunidad” de emerger y propagarse de modo más complicado nuevas variantes.

La administración de la dosis de refuerzo a una persona significa rechazar la oportunidad de inocular a otra. Eso sin contar que la efectividad de la inyección extra todavía está por confirmar y los beneficios en el caso son muchos menos comparándolos con los del apoyo hacia países pobres sin acceso a las vacunas.