Un potente mensaje

Hoy, 26 de mayo, como estaba planeado, más de 10 mil colegios electorales en toda Siria abrieron sus puertas para que los ciudadanos eligieran al presidente del país. Esta es la segunda vez desde el estallido de la guerra civil en 2011 que el país celebra elecciones generales, para transmitir un potente mensaje sobre los esfuerzos del Gobierno del actual presidente, Bashar al-Ásad, en la lucha contra los rebeldes y la restauración de la paz y la estabilidad en el territorio nacional.

No obstante, las dificultades experimentadas en realidad debido a los conflictos y la grave crisis humanitaria se han convertido en un gran desafío a la hora de impulsar el proceso político en el país árabe.

La Corte Constitucional Suprema de Siria aprobó las solicitudes de candidatura de Bashar al-Ásad y otros dos aspirantes. Conforme a la ley, cada postulante debe obtener el apoyo de al menos 35 de los 250 diputados del Consejo Popular (parlamento) para ser elegible.

Bashar al-Ásad, en el cargo desde 2002, busca acceder a su cuarto mandato en el contexto de que ha guiado al país a través de numerosas adversidades a causa de la prolongada guerra civil, la cual ha destruido tanto la infraestructura como la economía y ha fracturado a la nación de Oriente Medio.

La guerra en tierras sirias está en su undécimo año. Hasta el momento, se ha cobrado la vida de más de 387 mil personas y ha dejado a millones de desplazados, que se han visto obligados a refugiarse en países vecinos.

El Gobierno de Bashar al-Ásad, asistido por Rusia, desplegó operaciones militares y consiguió liberar una gran parte de los territorios controlados por los insurgentes y terroristas. Aun así, varias zonas del país se hunden en conflictos. Los enfrentamientos entre el ejército del Gobierno y las fuerzas respaldadas por Turquía continúan en el noroeste, mientras en el noreste permanecen las tropas estadounidenses para apoyar a los kurdo-sirios.

La situación de seguridad en Siria es altamente frágil. El contralmirante Alexander Karpov, vicedirector del Centro Ruso para la Reconciliación de Siria adscrito al Ministerio de Defensa de la potencia euroasiática, advirtió recientemente que terroristas conspiraban un ataque químico a la provincia de Idlib en vísperas de las elecciones presidenciales para echar la culpa a las fuerzas gubernamentales del uso de armas químicas contra civiles. Antes del actual conflicto bélico, Siria poseía un pequeño establecimiento industrial en el noreste, que está ahora en manos de los kurdos respaldados por Estados Unidos.

Aunque la mayoría de las necesidades alimentarias en ese país contiguo al mar Mediterráneo son satisfechas gracias al fértil terreno litoral, la economía nacional se encuentra al borde del abismo dadas la escalada de precios de las mercancías y la inflación desorbitada. Los sirios quedaron atrapados en una circunstancia particularmente desfavorable por las graves consecuencias de la crisis económica y la pandemia del Covid-19.

Rusia y Turquía están implementando sus compromisos para contener los conflictos en el noroeste de Siria. En un intento de reconciliar al Gobierno de Damasco y la oposición, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el denominado Comité Constitucional de Siria, compuesto por 150 delegados de las dos partes y la sociedad civil.

La quinta ronda de negociaciones de ese organismo se llevó a cabo en Ginebra (Suiza) a finales de enero último y fue calificada por el enviado especial del secretario general de la ONU para Siria, Geir Pedersen, como “una decepción”. No se reportó ningún notable avance en los esfuerzos por reducir las diferencias entre el Gobierno sirio y la oposición, mientras hubo preocupaciones por atentados terroristas y el posible recrudecimiento de conflictos en cualquier momento.

Miles de sirios tomaron las calles de la capital, Damasco, y de algunas otras ciudades del país para mostrar su apoyo al presidente Bashar al-Ásad en vísperas de las elecciones. Pese a las críticas y dudas de Occidente sobre estos comicios, el Gobierno nacional rechazó cualquier injerencia extranjera y afirmó que la decisión pertenece al pueblo sirio.