La gente capitalina hace ejercicio o participa en actividades deportivas al aire libre.
Los establecimientos de comida y bebidas empiezan a atender a los clientes in situ.
Aprovechan el buen tiempo climático para salir.
Los servicios callejeros en el área del lago Hoan Kiem también se reactivan. En la imagen, un retratista ambulante.
Las calles y los mercados se vuelven cada vez más concurridos con gente y camiones de mercancías.
Los lugares de culto siguen cerrados en prevención de la pandemia. Muchos ciudadanos aún vienen a colocar ofrendas y oran en la entrada.
Algunos extranjeros residentes en Hanói disfrutan del sol templado y la brisa fresca del otoño.
Por la noche, las calles se van llenando de luces de motos y coches de camino a casa tras un largo día de trabajo.